nadie merece vivir con ese dolor en el vientre, que te presiona hasta el corazón de un solo golpe, de un golpetazo, se decía mientras quería tirar algo por la graganta, sin saber qué, sintiendo que venía y que no sabía qué hacer con lo que venía, porque eso era lo único seguro, venía.
respiró y su cuerpo se volvió a estremecer, entre queriendo estar tirada en el suelo, gritando, llorando, o gritando (lo que se hacía si o sí) y saltando por el patio en la tarde que aún no es de verano porque hace frío.
no hizo nada, sentada sobre la silla un temblor de la garganta, del pecho la invadía, no puede ser taquicardia, probablemente son los nervios, los nervios, los nervios siempre.
no puedo seguir ya lo decidí, no puedo. si cada vez que miro y no hay nada, que veo con esos ojos, la desconfianza me gana, maldita desconfianza...
es por esto que no puedo respirar, que me altero, que me hiero, que me viene un sol en los ojos y que mi cara no ríe. ella se apoderó de mi y ante cualquier cosa, por pequeño saludo inofensivo, la amistad que no creo pura me rompe la cabeza. no puedo vivir así, simplemente no puedo. y me lo repetí hasta el cansancio, quinientas veces más, y otra vez...
lo siento. no puedo.
nos vemos.
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